-La espada de Damocles
Después de ingresar al circulo de
confianza de algunos cuantos que ya había tenido el gusto de conocer en
persona me di a la tarea de medir la situación y permanecer vivo, aun
no había experimentado la manera en la cual la gente era desterrada de
este mundo privado, la primera vez que lo vi fue algo que no podía
creer. ¿Era esa gente, que hasta entonces consideraba simbionte, capaz
de extirpar con uñas y dientes una de sus extremidades con tal saña y
vehemencia, que parecía que estaba infectado con una voraz gangrena
expandiéndose por todo su cuerpo? así era. Todo apuntaba a que la hiedra
seria extraída, no sin antes ser quemada, aplastada y destruida por una
comuna de flamígeras garras que manifestaban su encono al que alguna
vez llamaron su amigo y compañero, nadie hacia un esfuerzo por ayudarlo,
era una orgía de sangre y venganza que no encontraría satisfacción aun
cuando el enjuiciado se encontrase indefenso a tal cantidad de ataques
sin poder esbozar una respuesta coherente a las decenas de preguntas y
condenas que lo hacían merecedor a una humillación tal que tan solo
podría ser descrita como un apedreamiento comunal. Poco duro mi asombro,
pues al poco tiempo la experiencia fue repetida... siendo yo partícipe
de ella.
Como nunca antes había experimentado tal fuerza, tan
cantidad de furia concentrada en un solo punto, la magnitud de las
palabras harían palidecer al mas cuerdo y centrado, eran palabras
perforantes, no herían, solo medraban la humanidad de aquella persona,
hacían verlo reducido a nada; El sentía dolor como yo, expresaba
emociones como cualquier otra persona, era frágil para apiadarse del
desvalido, pero fuerte como para extender la mano y mirar a los ojos con
la certeza de que veía en mi a un amigo... quise darle una explicación a
mis acciones, probablemente cuando la vida me enjuicie podré abogar en
mi defensa la deficiencia de mis valores cívicos y que esto fue
catalizador para que aplastara a esa persona que me llamo “amigo”, aun
cuando tenia muy adentro que el me auxilio cuando el infortunio y la
enfermedad me hicieron depender enteramente de su ayuda. No hay excusa,
lo hice y creo que la insensibilidad que antes poseía muto en cólera e
impasividad hacia los mente-débiles.
Para este punto sabrán que de
tener la oportunidad de enmendar mis acciones no lo haría, tendría la
misma o mas fuerza para acometer con la bayoneta de frente a esa persona
que jamás tuvo contra mi, algo de malicia. El tiempo pasó y la suerte
me dio la oportunidad de cambiar la vestimenta de jurado a la toga de
juez. Como juez obre como mis vísceras y mi sed insaciable de sangre me
dictaron, por mis venas corría como droga una invulnerabilidad que hacia
que cualquier insulto proferido por el acusado hacia mi, fuera
absorbido, inyectando mas combustible a la maquina de destrucción en la
que me convertía cada vez que yo era que presidía el estrado, nunca,
nadie pudo tener un juicio justo cuando me toco a mi enjuiciar, todos
ellos fueron desterrados no sin antes pasar por una inclemente lluvia de
insultos y vejaciones que mermaban al mas plantado de los guerreros. La
masacres subían de intensidad, cada vez eran por asuntos mas triviales,
la gente joven se regocijaba al dársele la oportunidad de participar en
el apaleo de sus alguna vez, amigos. Para este punto la pregunta que
debe rondar en sus cabezas es: ¿Cuanto tiempo dura la “amistad” de
ustedes? Esa respuesta me la dieron las personas a las que yo aun llamo
amigos. Aun cuando esta amistad en principio tuvo el objetivo de ganar
simpatías y aliados, se fueron dando las cosas para que sanear dudas e
intrigas entre todos, en los momentos difíciles ellos estuvieron conmigo
y yo hice la par, en los tiempos de diversión y alegría estuvimos al
lado para disfrutar de temporadas enteras de camaradería y ahora, que
esto se va a terminar estamos mas juntos que antes, pues los años nos
dejaron solidificado las bases para seguir siendo amigos después del
pasar del tiempo.
Muchas personas que han tenido el gusto de
hablar con nosotros en campos neutrales, nos ha preguntado el porque de
nuestra actitud, esa actitud rígida, vil, cruel y predatoria, que merma y
humilla a la gente, también se cuestionan porque a cualquier lugar que
pisamos tenemos que hacer valer nuestras ideas sobre las de la demás
gente, todo esto les extraña, pues es un comportamiento antisocial y de
cerrazón, propio de un perfecto tirano, no conciben la idea de llegar a
un lugar sin intentar hacer buenas migas con todos su anfitriones. Para
nosotros toda esa clase de comportamiento nos parece hipócrita y falso.
Si alguien no es de nuestro completo agrado, no tenemos el menor empacho
de decírselo de frente, aquí y en el mundo real. No hemos tratado de
ganar amigos por todos lados, porque simplemente nuestra actitud es
reservada, siempre tratamos de ver mas allá de la mascara que todos se
colocan en este medio y por desgracia muchas veces esconden a gente
idiota, débiles de mente, hipócritas, fatuos y cobardes, personas como
estas que buscan a como de lugar el hacer múltiples amigos para hacerlos
su balsa de salvación o sus sirvientes personales con el fin de escalar
mas lugares en el medio, personas como estas reciben de nosotros el
peor trato que podemos ofrecerles. En cuanto a nuestra ideología sobre
la de los demás es de lo más natural, el ser humano que se distingue
como individuo, tiene la facultad de razonamiento y de duda, misma duda
que deja espacio a otras opiniones y a diferir de estas. Pero mucha
gente cree que las opiniones personales son inquebrantables y sin
espacio o cabida a la replica y rechazo, ahí es cuando no concordamos en
lo absoluto, es cuando exponemos nuestra opinión, que para muchos es un
beligerante reto a su sociedad y a su intelecto y bueno, la conclusión
se ve a leguas, así empezamos a raspar diferencias todos contra todos,
así fue como nos ganamos el mote de ser uno de los grupos “mas odiados” y
“respetados” por nuestra mano dura y la imposición de nuestra doctrina.
Cuestión que quedara aclarada en el transcurso de los capítulos de este
relato.
Las relaciones rispidas en el medio siempre se impregnan
de un aire de rivalidad, es una competencia entre unos y otros, pero
siempre hay que manejarlas con la suavidad de la palma de la mano
extendida y con la rigidez de una hilera de nudillos de la mano cerrada,
diplomacia al fin y al cabo.
Siguiente: http://mr0bl3s.blogspot.com.es/2012/10/un-pequeno-relato-iv.html
Anterior: http://mr0bl3s.blogspot.com.es/2012/10/un-pequeno-relato-ii.html
Principio: http://mr0bl3s.blogspot.com.es/2012/10/un-pequeno-relato-i.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario