jueves, octubre 18, 2012

Un "pequeño" relato (III)

-La espada de Damocles
Después de ingresar al circulo de confianza de algunos cuantos que ya había tenido el gusto de conocer en persona me di a la tarea de medir la situación y permanecer vivo, aun no había experimentado la manera en la cual la gente era desterrada de este mundo privado, la primera vez que lo vi fue algo que no podía creer. ¿Era esa gente, que hasta entonces consideraba simbionte, capaz de extirpar con uñas y dientes una de sus extremidades con tal saña y vehemencia, que parecía que estaba infectado con una voraz gangrena expandiéndose por todo su cuerpo? así era. Todo apuntaba a que la hiedra seria extraída, no sin antes ser quemada, aplastada y destruida por una comuna de flamígeras garras que manifestaban su encono al que alguna vez llamaron su amigo y compañero, nadie hacia un esfuerzo por ayudarlo, era una orgía de sangre y venganza que no encontraría satisfacción aun cuando el enjuiciado se encontrase indefenso a tal cantidad de ataques sin poder esbozar una respuesta coherente a las decenas de preguntas y condenas que lo hacían merecedor a una humillación tal que tan solo podría ser descrita como un apedreamiento comunal. Poco duro mi asombro, pues al poco tiempo la experiencia fue repetida... siendo yo partícipe de ella.

Como nunca antes había experimentado tal fuerza, tan cantidad de furia concentrada en un solo punto, la magnitud de las palabras harían palidecer al mas cuerdo y centrado, eran palabras perforantes, no herían, solo medraban la humanidad de aquella persona, hacían verlo reducido a nada; El sentía dolor como yo, expresaba emociones como cualquier otra persona, era frágil para apiadarse del desvalido, pero fuerte como para extender la mano y mirar a los ojos con la certeza de que veía en mi a un amigo... quise darle una explicación a mis acciones, probablemente cuando la vida me enjuicie podré abogar en mi defensa la deficiencia de mis valores cívicos y que esto fue catalizador para que aplastara a esa persona que me llamo “amigo”, aun cuando tenia muy adentro que el me auxilio cuando el infortunio y la enfermedad me hicieron depender enteramente de su ayuda. No hay excusa, lo hice y creo que la insensibilidad que antes poseía muto en cólera e impasividad hacia los mente-débiles.

Para este punto sabrán que de tener la oportunidad de enmendar mis acciones no lo haría, tendría la misma o mas fuerza para acometer con la bayoneta de frente a esa persona que jamás tuvo contra mi, algo de malicia. El tiempo pasó y la suerte me dio la oportunidad de cambiar la vestimenta de jurado a la toga de juez. Como juez obre como mis vísceras y mi sed insaciable de sangre me dictaron, por mis venas corría como droga una invulnerabilidad que hacia que cualquier insulto proferido por el acusado hacia mi, fuera absorbido, inyectando mas combustible a la maquina de destrucción en la que me convertía cada vez que yo era que presidía el estrado, nunca, nadie pudo tener un juicio justo cuando me toco a mi enjuiciar, todos ellos fueron desterrados no sin antes pasar por una inclemente lluvia de insultos y vejaciones que mermaban al mas plantado de los guerreros. La masacres subían de intensidad, cada vez eran por asuntos mas triviales, la gente joven se regocijaba al dársele la oportunidad de participar en el apaleo de sus alguna vez, amigos. Para este punto la pregunta que debe rondar en sus cabezas es: ¿Cuanto tiempo dura la “amistad” de ustedes? Esa respuesta me la dieron las personas a las que yo aun llamo amigos. Aun cuando esta amistad en principio tuvo el objetivo de ganar simpatías y aliados, se fueron dando las cosas para que sanear dudas e intrigas entre todos, en los momentos difíciles ellos estuvieron conmigo y yo hice la par, en los tiempos de diversión y alegría estuvimos al lado para disfrutar de temporadas enteras de camaradería y ahora, que esto se va a terminar estamos mas juntos que antes, pues los años nos dejaron solidificado las bases para seguir siendo amigos después del pasar del tiempo.
Muchas personas que han tenido el gusto de hablar con nosotros en campos neutrales, nos ha preguntado el porque de nuestra actitud, esa actitud rígida, vil, cruel y predatoria, que merma y humilla a la gente, también se cuestionan porque a cualquier lugar que pisamos tenemos que hacer valer nuestras ideas sobre las de la demás gente, todo esto les extraña, pues es un comportamiento antisocial y de cerrazón, propio de un perfecto tirano, no conciben la idea de llegar a un lugar sin intentar hacer buenas migas con todos su anfitriones. Para nosotros toda esa clase de comportamiento nos parece hipócrita y falso. Si alguien no es de nuestro completo agrado, no tenemos el menor empacho de decírselo de frente, aquí y en el mundo real. No hemos tratado de ganar amigos por todos lados, porque simplemente nuestra actitud es reservada, siempre tratamos de ver mas allá de la mascara que todos se colocan en este medio y por desgracia muchas veces esconden a gente idiota, débiles de mente, hipócritas, fatuos y cobardes, personas como estas que buscan a como de lugar el hacer múltiples amigos para hacerlos su balsa de salvación o sus sirvientes personales con el fin de escalar mas lugares en el medio, personas como estas reciben de nosotros el peor trato que podemos ofrecerles. En cuanto a nuestra ideología sobre la de los demás es de lo más natural, el ser humano que se distingue como individuo, tiene la facultad de razonamiento y de duda, misma duda que deja espacio a otras opiniones y a diferir de estas. Pero mucha gente cree que las opiniones personales son inquebrantables y sin espacio o cabida a la replica y rechazo, ahí es cuando no concordamos en lo absoluto, es cuando exponemos nuestra opinión, que para muchos es un beligerante reto a su sociedad y a su intelecto y bueno, la conclusión se ve a leguas, así empezamos a raspar diferencias todos contra todos, así fue como nos ganamos el mote de ser uno de los grupos “mas odiados” y “respetados” por nuestra mano dura y la imposición de nuestra doctrina. Cuestión que quedara aclarada en el transcurso de los capítulos de este relato.
Las relaciones rispidas en el medio siempre se impregnan de un aire de rivalidad, es una competencia entre unos y otros, pero siempre hay que manejarlas con la suavidad de la palma de la mano extendida y con la rigidez de una hilera de nudillos de la mano cerrada, diplomacia al fin y al cabo.

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